sábado, 10 de julio de 2010

FABRICIO VILLAMAR: Que la brillante experiencia educativa de Ambato germine en mi Quito milenario

El discurso del presidente de la Comisión de Educación del Distrito Metropolitano, Concejal Fabricio Villamar, en el acto inaugural del campus universitario de Quito:

“La organización de las ciudades refundadas por los españoles en el proceso de colonización, en muchos casos, obedecía a la generación de la misma, a partir de una plaza. Usualmente, se puede encontrar en la capital y en las grandes ciudades de nuestra América, casi siempre la misma composición: La representación de los espacios del Rey, de la Iglesia, de Dios y del Pueblo, dispuestas según los puntos cardinales. En Quito, por ejemplo, al Norte el poder de la Iglesia está representada por el Palacio Arzobispal, al Sur la casa de Dios representada por la Catedral Metropolitana, al Este la Casa del Pueblo representada por la Municipalidad y al Oeste la casa del Rey el palacio de Carondelet, al centro la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Independencia. En torno a esta composición, digno de un cuento de Hadas, creció el Quito Colonial en una lógica de ir siempre rodeando sus espacios de poder eclesiásticos, locales o imperiales. Esta es la ciudad concéntrica, hija de España, fiel a sus tradiciones, pero, al mismo tiempo propietaria de una envidiable capacidad creativa en lo artístico y punto focal del más alumbrado criterio de libertad, de emancipación y de rebeldía.

La época Republicana potencia el incipiente desarrollo de las ciudades costeras, motivado, en mucho, por el boon cafetero, cacaotero o bananero, que desplazan el centro económico de la ciudad de Quito, cuya organización económica política se sustentaba en la economía de hacienda, naciendo una organización económica sustentada en las capacidades de producción y exportación de preciados productos agrícolas, especialmente, desde Guayaquil. La llegada del tren al sur de la ciudad de Quito supone un nuevo momento económico, político y de organización territorial; pues, se logra equilibrar la capacidad productiva del país, se agilitan las comunicaciones y la movilidad de las personas, pero, sobre todo, se da lugar a la forma naciente del Quito que conocemos hoy, una ciudad alargada, determinada por la instalación de industrias y comercios al sur; y por los espacios de vivienda por los poseedores de esas facilidades de producción al norte.

El hecho de que Quito, como ciudad, se haya desarrollado a lo largo, en vez de que concéntricamente como las urbes europeas que dieron inicio a la conformación de la ciudad clerical, silenciosa y de recogimiento que fue esta hermosa capital, se explica, entonces, en el desarrollo tecnológico y comercial de la ciudad, a partir de ese hecho de suma importancia: LA LLEGADA DEL TREN. A partir de ese momento, Quito es otra. Es una ciudad vibrante que crece muchas veces desordenadamente, que le roba su espacio a la majestuosidad del Pichincha, que recibe a miles de ecuatorianos en la búsqueda de mejores días; pues, el bicentralismo determinó que poco a poco la autoridad de turno haya perdido el contacto con las necesidades de las otras regiones y provincias del país. Y, entre los descuidos y abandonos más palpables, fue el de la educación a nuestros hijos, de tal manera que quien quería dar una buena educación debía enviarlos a Quito o a Guayaquil.

Los últimos 40 años de desarrollo de la ciudad de Quito, nos da un saldo preocupante en lo referente a la educación. El Gobierno central invirtió más, en escuelas que en colegios. Casi en una proporción de dos a uno, lo que equivale a decir que si se crearon 100 escuelas, sólo se crearon 50 colegios. Esto equivale a decir que el criterio de valoración de los ecuatorianos que sólo unos pocos tenían derecho al colegio y de estos sólo los elegidos acceso a la Universidad. Eso es querer formar sólo mano de obra y no potenciar la iniciativa empresarial. Es entender al Ecuador, como un espacio para empleados y no para empleadores. Esa es una visión torpe de la capacidad de los ecuatorianos.

En Ambato, a pesar que la ciudad de Los Tres Juanes fue destruida por el violento terremoto de 1949, la pujanza de sus habitantes y el cariño a su tierra, determinó que en menos de 70 años se conviertan en un centro de producción metalmecánica; un centro de producción y de intercambio de productos agrícolas; un centro de producción de vestido y calzado; y por supuesto, un centro de promoción educativa de altísimo nivel.

Como concejal, presidente de la Comisión de Educación del Distrito Metropolitano de Quito, veo cómo cada día hacemos esfuerzos por compensar lo que el Estado central adeuda a Quito en infraestructura educativa de calidad. La concentración de establecimientos primarios, secundarios y universitarios está ubicada en Quito, entre la Villaflora y la “Y”, en el hiper-centro poblado; pero, aún tenemos graves carencias en el extremo sur y en el extremo norte, carencias que lo vamos solucionando poco a poco, con recursos de los quiteños unas veces, con el concurso del Gobierno central en otras o en ocasiones, como éstas, con el concurso y apoyo de la iniciativa privada, la cual reconocemos y apreciamos.

De ahí, entonces, el agradecimiento a la Universidad Indoamérica. Su decisión de abrir el nuevo campus en el Norte de la ciudad capital implica una reducción de viajes de los estudiantes al hiper-centro y eso es un aporte a la solución de problemas de movilidad, implica un compromiso con la generación de nuevos profesionales y es un aporte a la iniciativa y emprendimiento en esta ciudad, pero sobre todo, implica una coincidencia de pensamiento con quienes creemos que el único camino hacia el desarrollo de las naciones, es la educación de calidad, con alta conciencia social, con visión de futuro y compromiso con el presente.

A nombre del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, le damos más cordial bienvenida a la Universidad Indoamérica. Que la brillante experiencia educativa nacida en la ciudad de Ambato, germine profundamente en mi Quito milenario. Muchísimas gracias”, concluyó la autoridad municipal.